El sol de la mañana
pinta de luz
la acera blanca
Empujo la puerta
pero un lagarto
de cola vieja
va y me la atranca
¡Se cree el lagarto
que el sol es suyo
y que lo calienta!
¡Déjame pasar,
serpiente con patas!
¡Déjame correr,
que voy a la playa
a mojarme los pies!
No se mueve el bicho:
con muy mala cara
se queda mirando
la puerta cerrada...
*****
¿Cuántas veces, niña,
teniendo tan cerca
la felicidad,
se nos cruza un nada
una sombra, un algo,
que nos deja quietos,
y se nos escapa,
como se va el sol
de la tarde malva?
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