Tocaba merendar. Sol. El verano
se asomaba ya al patio de la escuela.
Un bocata de pan con mortadela
y una onza de chocolate en la mano.
Sin prisas, todavía era temprano,
busqué un roalillo de sombra. Había tela
de avispas: maté a una con la suela
de mis Delmer (Del Mercaíllo gitano)
Pero se me vino otra al bocadillo
¡Mandíbulas de negro y amarillo!
y empezó a arrancarle trozos al fiambre...
Perdí el apetito, no perdí el hambre.
(Perdón si con metáforas te digo
que tuve hambre de tí y hambriento sigo)
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