Ecos narran al vacío estampidas
de risas cargadas de frenesí ;
risas treceañeras que un telón
- al abrirse con majestad ante un mundo varonil -
disfrazó de elegancia o mandó acallar.
Quiero escuchar, no el eco, mas la risa,
estrellar la dura roca y no estrellarse.
Quiero ver los dientes de blancas carcajadas
morder la piel de terciopelo de la vida
y chupar la sangre de la tierra ardiente
Quiero ensordecer cuando me grites
que vives, que amas, que ríes, que sientes.