Pluma

Mira mira mira
una pluma blanca
baja de la nube
montada en la nota
que va silbando un ángel gris

Mira como vuela
del cielo a la tierra
tan lenta y tan suave
pintando de nieve
la pluma leve el cielo azul

¿ Ves cómo acaricia
como un pincel blando
el lienzo de vida
que el sol ilumina
con rayos de oro y de jazmín ?

Tú miras la pluma
La pluma te mira
Y de las dos lunas
nadie dirá cual
tiene la mirada más gentil

Nieve

Nieve y hueso nieve

blanca y blanco

piedra y yeso

polvo y polvo leve

Nieve seca y peso 

que se atreve 

nada mueve

borde de un barranco

Nieve y hielo grueso

nunca llueve

duro tranco

miedo que conmueve

Nieve y media, nueve

frio hueso

un dios manco

llora en el suceso

Nieve abajo, nieve

frío hueso

dolor blanco

blanco y blanca nieve

(version video : https://youtu.be/nmuE3uN047c )

¡ Venga ya !

Toma y toma y pon

la mano y firma 

con punto y coma

y pon tu nombre y pon

y toma que toma y toma

Toma y toma y pon

la rodilla en el suelo

y tiende la mano

y coge y el vino y el pan

y pim pam pum y pan

Ven a Roma y toma

una copa de vida

eterna y blanca

para después de muerto

tumba y tumba catapún

Infancia

Dice la niña a su madre :

« quédate y juega

conmigo un poquito »

… la madre no juega

Dice la niña a su padre

« vente a mi lado

y juega conmigo »

… y el padre ocupado

Dice la niña a su hermana

« siéntate enfrente

y hacemos un puzzle »

… y la hermana ausente

Dice la niña a un amigo

lejos y lejos

« ¿ estás perdido ? »

Y el amigo contesta

con sueños discretos

y le dibuja un mapa

en el cielo inmenso...

De paso

Soy de ese pueblo negro por dentro y risa por fuera

que no sabe si aguanta porque un dios se lo pide

o si no se rebela porque olvidó su agravio

Soy de esa raza que no es de sangre ni de suelo

y que arrastra en su bastón de abedul carcomido

melismas irrigados por un lejano Ganges

Mi gente es gente de trueque y no de empresa

no siembra por no quedarse y no caza por no matar

coge si hay, y si no hay lo inventa

Soy de ese pueblo de nubes de barro que se estancan

en cuanto la corbata asfixia la voz que brota

como un himno a una tierra sin bandera 

Sé que un ángel ataviado con un brazalete de bronce

y un anillo de oro colgado en la pechuga

peinó con sus alas mi cabeza despejada

Y me arrebató la facultad de acaudalar en vivo

y me otorgó cínico y sabio una destreza estéril :

la de cantarle a mi esfera romances de gesta.

Soy y seguiré siendo manque les pese a mis huesos

un cuerpo errante, un alma exenta de ambición 

Mi reino, decía otro, no es de este mundo.

Cuando yo era rey

Recuerdo cuando yo era rey.
Rey del mundo.
Era fácil la vida.
Y como la vida era fácil, yo,
como rey del mundo que era,
arreglaba cosillas del mundo
para que fuera la vida
fácil para todo el mundo.
Nada era imposible.
Todo era cuestión de tiempo.

Recuerdo que había
tres tipos de asuntos
que como rey del mundo
podía despachar.
También cuestión de tiempo

Estaban en primer lugar
los asuntos del presente inmediato.
Generalmente los arreglaba
yo mismo directamente.
Como rey del mundo que yo era
firmaba o hablaba ipso facto
y problema solucionado.

Estaban luego los asuntos
pendientes de la respuesta
de los que me rodeaban.
(Curiosamente, no tuve súbditos,
siempre me consideré como
un rey al servicio de todos.
Mucho más tarde me explicarían
que un rey está en el vértice superior de una pirámide...
Esos eran otros reyes.)
En los asuntos pendientes
de las respuestas de los demás
hacía falta más tiempo
porque había que escuchar
hablar y parlamentar
intentar convencer y comprender.
Aprendí que un buen rey debe
saber abandonar batallas
que no le conciernen
y asumir el riesgo de que el mundo
se tambalee en busca de un rumbo propio.
(En realidad, también como rey
estaba en el vértice de una pirámide
pero una pirámide inversa
con el vértice apoyado en el suelo
y la base amplia mirando al cielo.
Como rey mi misión era mantener
toda la pirámide en equilibrio.)
El mundo seguía su viaje.
Yo lo autorizaba.

El tercer tipo de asuntos fue
sin duda el que más me alejó
del presente y de lo contingente.
Ahí entendí que un rey
(rey del mundo para más inri)
tenía un poder inmenso.
(Me gusta esa palabra inmensa. Quiere decir que no se ha medido.
Y si no se ha medido es porque
no hay herramienta
para medir ciertas cosas.)
Así era mi poder : no se podía medir.
Porque el tiempo es de goma y seda
y tarda un beso en secarse 
lo que una estrella en brillar
o un alma en elevarse
Porque el espacio es deseo y ensueño
y hay de mi casa a tu casa
lo que de Roma a Beijing
o de galaxia a galaxia.

Hice un barquito de papel
lo puse en un riachuelo 
y lo miré ¡ Pobre de él !

¡ Cómo lo maltrataban
la corriente, las chinitas
y las piedras y las ramas !

Pero flotaba y bajó 
hasta el puente de madera
su meta de campeón 

Y pensé que al fin y al cabo
sea cual sea el camino
se llega al fin deseado

Basta con flotar y aceptar
que un viaje no es directo...

Como rey del mundo que era
recuerdo que fui feliz.
Hoy entiendo por qué :
desde ahí abajo sosteniendo
al mundo en su equilibrio
no veía los horrores
que ocurrían allá arriba.

Un día cavé en el suelo
un agujero así grande
con la azada de mi abuelo.
Y allí mismo planté al mundo.
Y me fui con mi corona
a otra parte.