dimanche 7 juillet 2019

Olga Pericet

Baila Olga Pericet. Las partículas
de Planck se extrañan porque habitan
en el hueco de unas castañuelas.
Y la física cuántica recuerda
que, en tiempos lejanos, bailaban
el garrotín las estrellas.

Baila Olga Pericet. Hollywood
y el jazz siguen vestidos de auroras
teñidas de alboreás romeras.
Y las urbes enriquecidas de postguerras
se rinden una vez más al látigo
de una bata inmaculada de rosas de nata

Baila Olga Pericet. La muerte pelá
reconoce que no es más que una broma pesada
y que solo el dolor es verdadero.
Y, mientras en las cunetas las calaveras
de gitanos pobres bailan tirititrán bajo la Luna,
Olga y Carmen Amaya tutean a las reinas.

Baila Olga Pericet. Y vence al cáncer
y a la ausencia de la voz ronca de los padres;
y sudor y lágrimas ya son un mismo fluido.
Todo se hace flamenco, todo, hasta el eco,
convertido en mito, de un paseo
por compases redoblados al eterno.

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