(A Pepe Polluelas, In Memoriam)
No creo en Dios. Dios
nunca supo parir, no sabe nada.
No creo en nada. Si creyera
en algo sería en las hadas
en las risas rosas de las niñas malva
que juegan en la calle
con cuerdas de goma y nata
No creo en la vida de después
ni en la tosca muerte de antes.
Creo que desde un principio
se desplazan los gigantes
que van soltando trocitos de genio
como mariposas cósmicas
por el cielo inmenso
No creo en el padre ni en la madre.
Creo que esas gotas de saber
se pierden en lo etéreo
y llueven sobre nuestras carnes
Gotas que vienen se cruzan
con gotas que ya se van
y a veces dialogan juntas
Creo en las almas de los fusilados
que vuelven al cosmos con pena
y avisan a las gotitas inocentes
para que se llenen de clemencia
como un átomo cambia su carga
cuando una fuerza se acerca
y se hace imán de sorpresas
Me he cruzado con gente así
cargada de memoria eterna
hadas o ángeles o duendes
o musas del Tamarit
que se hacen piel y sonrisa
como juguetes de seda
llenas de sabiduría
Cantó la gaditana :
Al escenario
se acercó un Faraón
trimilenario
Mientras cantaba,
el Faraón de Egipto
la consolaba
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