Quiero que recojan las cenizas aún templadas
de los cuerpos que inocentes iban y sonrientes
por las callejas de cualquier ciudad bombardeada
Quiero que de entre los escombros saquen juguetes
aplastados inútiles y martirizados
testigos de un pretérito inmediato y presente
Y quiero que con las libretas y los cuadernos
que ya nadie puede completar ni rellenarlos
y con los libros de clase y estuches modernos
se eleve un monumento a la barbarie inmunda
Juguetes, cenizas, tinta, papel y sonrisas
un monumento que a la Torre de Babel suba
y ponga en el cielo inmenso el grito de la infancia
con tal fuerza y en tantas lenguas que Dios con prisas
parta de un rayo a los doctores de la ignorancia.
Que sean malditos y sin perdón posible a nunca
quienes sueltan y hacen bombas por puta ganancia
y cruja vivo quien la vida de un niño trunca.
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