mercredi 16 octobre 2019

Autorretrato

Dibuja con un lápiz una sonrisa.
Espera : olvídate del rostro.
Dibuja solamente la sonrisa.
Dime : ¿La vas a poner en los labios?
¿La vas a poner en la mirada?
Quizás la pongas en la nariz,
una nariz sonriente sonríe
porque le entra aire de felicidad…

Quizás la sonrisa quieras dibujarla
en el alma de tu personaje
En ese caso puede que prefieras
dibujar unos hombros abiertos
un pecho alzado y lleno
de esa misma felicidad
que entra por la nariz
que alarga los labios
que aclara los ojos
que le pone al rostro mejillas rosadas.

Puede incluso que la sonrisa
quieras dibujarla en el vientre
emoción indibujable e íntima
que queda a millones de años luz
de los estúpidos emojis de internet.
Una sonrisa, para dibujarla, 
necesita que todo tu cuerpo
lo sacuda un escalofrío de satisfacción,
de empatía, de cariño, de humanidad.

El lápiz es solo un relámpago
que baja de la nube de tu corazón
al papel superficie de la tierra.
Y nosotros, humanos, leemos en tu sonrisa
la belleza de tu alma y de las nuestras.


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