viviría desterrado.
Si fueras laúd templado
no podría oir tu son.
Si fueses el mar salado
yo sería lagarto al sol
y no vería tu color
si fueses arco rosado
Porque tú eres, Majestad,
quien las órdenes me da,
y has decidido exiliarme.
Callo y obedezco, manque
me pese y tu amor me arranque
la coraza y me desarme.
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